domingo, 27 de abril de 2025

El Panadero: Atencion mujeres solteras





El hombre panadero solo está para sobar pan; a veces no lo soba, solo lo conserva, y tú estás ahí, lista para cuando él quiera ponerte en el horno. Es un dragón de tu energía. Tú estás siempre atenta, como si fueses una especie de terapeuta personal, pero él no sacrifica nada por ti. Eres asesora financiera, de empoderamiento masculino, su coach por excelencia. Ese es tu atleta, el que tú impulsas a ser mejor y a ganar la competencia de la vida en la que no estarás. Es un ilusionista: a veces te dibuja cosas que parecen reales, pero son ficción.


Es indeciso; no te quiere tener, pero tampoco te elige. Y tú, que ni la madre Teresa de Calcuta, pretendes ser santa en ese juego. Juego que, lejos de hacerte santa, te pervierte, pues eres presa de impulsos carnales y vas perdiendo tu candor (ese que Braulio te incita a dejar intacto su cancion "Noche de bodas").

Es cerrajero: cierra tu corazón con un candado tan fuerte que solo él puede abrirlo, y lo hace, pero después de quedarse con la llave, la guarda en un cajón. Si no despiertas a tiempo, te quedas ahí.

El hombre se convierte en lima y te desgasta. Va reduciendo tus sentimientos al mínimo sin que te des cuenta.

No es político: él no hace promesas, pero sus acciones, muchas veces amables, te hacen votar por él una y mil veces.

No es perfecto, y tú lo sabes, pero ves en otros los defectos que en él no ves.

Tampoco es el mejor de los amantes, pero en tu subconsciente —ese que te llama a conquistar lo imposible— eres capaz de compararlo con Christian Grey.

No es bello; a ti te pasan por delante 850 hombres más lindos, pero tus ojos no ven nada más. Tus conos ópticos ven azul a un príncipe que es gris, gris porque nunca toma una decisión, como quien no elige entre el blanco y el negro.

Te digo una cosa, esta niña: no lo bloquees de tu mente, tampoco de tu corazón. Entiende que es el mangrino que tú amas, y todo está bien.

No tienes que olvidarlo: los malos nunca se olvidan.

Simplemente haz lo mismo que él contigo, y no lo elijas.

Tu le crees, yo lo sé. Pero intenta creerle sin ir "Con los ojos cerrados" de Gloria Trevi detrás.


Por Ena Arias 

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