Cotuí, Uteco y la UASD




 Con los estudiantes que se movilizan a San Francisco de Macorís a estudiar a la Extensión de la UASD, muy bien se podía viabilizar su transporte, antes de una duplicación de esfuerzos y con esos cuantiosos recursos anunciados, fortalecer a la propia UTECO, ampliar su oferta profesional, solventar la contratación de profesores de reconocida trayectoria y traer profesores de universidades de prestigio


Cotuí, municipio cabecero de la provincia Sánchez Ramírez, fue fundada en 1505 por Rodrigo Trillo de Mexia durante el gobierno de Nicolás de Ovando. Con el nombre original de Cotuy o Cotoy, que correspondía a una comunidad taina en el lugar donde se explotaba el oro y la plata, desde inicios del siglo XVI. Como centro de explotación minera con el nombre de La Mejorada del Cotuí, que en 1562 un fuerte terremoto hizo que fuera trasladada al lugar adonde se encuentra actualmente.

 No hay dudas de que la zona es rica en minerales y en esta zona de encuentra la mina que explota la Canadiense Barrick Gold. Los historiadores dan cuenta de la cantidad y calidad del oro extraído en sus minas en siglo XVI, años después de la llegada de los españoles a la isla.
 Se instaló allí en 1530, la primera casa de la moneda en el nuevo mundo. Allí nació Juan Sánchez Ramírez, en 1762, que lideró la expulsión de los franceses de los territorios que ocuparon entre 1802 y 1809. Ya en la época de la independencia fueron Cotuí y San Francisco de Macorís los primeros pueblos que le quitaron los Ayuntamientos a los haitianos e iniciaron un poder municipal independiente. En las guerras de la Restauración hubo muchos cotuisanos destacados, donde tenía su cuartel general Gregorio Luperón. Cotuí es sede de la Universidad Tecnológica del Cibao Oriental, centro de educación superior estatal con 40 años de existencia que ofrece varias carreras de un diverso menú, a los jóvenes con interés en la vida profesional.
 He visto con preocupación que el gobierno ha iniciado la construcción de una extensión de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), dando el primer picazo el febrero del pasado año, según nota de prensa oficial y con una inversión de RD$980 millones, en un terreno donado por la Minera Barrick Gold.
 Involucrado en procesos de acuerdos de las universidades dominicanas con Centros del Exterior y siendo UTECO unos de los centros que hemos contactado en esa ruta, resulta paradójico que, para una población definida, relativamente pequeña, existan dos universidades cuyos fondos corresponden al Estado Dominicano.

 Con los estudiantes que se movilizan a San Francisco de Macorís a estudiar a la Extensión de la UASD, muy bien se podía viabilizar su transporte, antes de una duplicación de esfuerzos y con esos cuantiosos recursos anunciados, fortalecer a la propia UTECO, ampliar su oferta profesional, solventar la contratación de profesores de reconocida trayectoria y traer profesores de universidades de prestigio. Elevar la calidad del egresado debe ser norte de cualquier centro de educación superior lo mismo que asegurar empleo para la mayoría de sus egresados. Sánchez Ramírez y en especial Cotuí, es una zona minera que necesita especialistas en muchos órdenes, relacionados con la explotación de minerales. Los egresados de este centro técnico pudieran suplir las necesidades de personal necesario para explotaciones mineras en todo el país.

Cotuí, Uteco y la UASD
Por César Nicolás Penson Paulus 
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