Juramento Hipocrático, medicina y plomeria
En estos días contraté los servicios de un plomero para que reparara la bañera que tenía una filtración. El señor llegó a mi casa a las 9 de la mañana y terminó su labor a las 11 y media. Sus honorarios fueron de 2,500 pesos. Se le pagó de inmediato y regresó a su casa sin la preocupación de ser demandado si la bañera volvía a gotear.
Rápidamente hice una comparación con los honorarios que percibe un medico en el sistema de la seguridad social; para ganarnos 2,400 pesos tenemos que ingresar un paciente durante 3 días, esperar 2 meses para que te paguen, y al final con el descuento te terminan pagando 2,140 pesos.
A esto se le suma la responsabilidad que asume un médico frente a la vida de su paciente y que por esa miseria de honorarios puede ser demandado por millones de pesos si ocurre algo inesperado que pueda ser considerado como mala práctica.
Cuando los médicos protestan para que se mejoren sus condiciones de pagos inmediatamente mucha gente comienza a enrostrarles el juramento hipocrático y son considerados como inhumanos y sin sensibilidad social.
Pero ahí no termina la cosa, si el médico va a un mecánico le cobran más de lo normal porque es médico, el plomero se aprovecha de esa condición y sube sus honorarios, de la misma manera lo hace el albañil, el electricista y todo aquel que presta un servicio. Pero sucede que si ese mecánico, plomero, albañil o electricista enferma quiere que el médico lo vea gratis o que lo considere de una manera casi honorifica.
Y que sucede con las emergencias? Pues usted está durmiendo y recibe una llamada de la emergencia de la clínica a las 3 de la mañana, lo piensa 2 veces para salir a exponerse solo y desarmado a la calle y ser víctima de la delincuencia, no obstante se decide a salir a exponer su vida por la “exorbitante” suma de 500 pesos, prácticamente lo que cobra un taxista a esa hora.
Pero si por precaución decide dar las instrucciones al médico de emergencia por teléfono y no ir a la clínica las ARS no le reconocen ese servicio y tiene que hacerlo de manera gratuita y con trasnoche incluido. Pero sucede que desde que usted levantó el teléfono ya es un sujeto demandable y si por desgracia a ese paciente le pasa algo usted puede ser demandado por millones de pesos sin percibir a cambio nada que no sea su buena voluntad de ayudar al paciente. O sea, se arriesga todo a cambio de nada, un verdadero negocio de “capa perros”.
Mientras eso sucede los dueños de las ARS ni se enteran, duermen su noche completa, no se estresan, no son demandables, no les sacan en cara ningún juramento y al final se quedan con los recursos que deben recibir los médicos.
Y ni hablar del costo de una consulta para un médico especialista que después de durar 6 años estudiando la carrera, un año de pasantía y por lo menos 4 años de residencia para optar por una especialidad le terminan pagando una consulta por la irrisoria suma de 270 pesos, cantidad que no te la cobra un mecánico por ponerte una bujía, un plomero por ponerle una perita al inodoro, un electricista por montar un toma corriente o un albañil por cambiarte la cerradura de una puerta.
A lo mejor estoy equivocado pero si Hipócrates viviera en estos tiempos fuera más cabeza caliente que Waldo Ariel Suero.
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