BUENAS NOTICIAS: Las casas sombra del programa Agricultura Familiar, una esperanza de vida para agricultores
Liranzo Encarnación y Bianca García dejaron la capital hace unos 15 años y se instalaron con sus hijos en Otaña, una pequeña comunidad del distrito municipal El Cacique, en la provincia Monte Plata. Construyeron un pequeño huerto de hortalizas en el patio de la casa y se dedicaron también a la agricultura tradicional.
En febrero de este año, la perspectiva que tenían del campo cambió por completo. Nuevas oportunidades de trabajo les han permitido visualizar un futuro promisorio para quienes ejercen como oficio el cultivo de la tierra.
A un costado de la vivienda, en canteros que ocupan cerca de 700 metros cuadrados, crecen ocho variedades de lechuga cuyas hojas cortan cada martes y jueves. Su destino: una reconocida empresa de restaurantes.
La parcela es una de las casas sombra del programa Agricultura Familiar de Supérate (hasta junio de este año Progresando con Solidaridad), la nueva estrategia de lucha contra la pobreza del gobierno dominicano.
Desde hace seis meses, cuando inició la producción, Liranzo ha cosechado apio, rábano, zanahoria, espinaca, pepino, tomates cherry y diversos tipos de lechuga.
INFRAESTRUCTURA Y MERCADO
El director del programa Agricultura Familiar, Arturo Bisonó, defiende esa oportunidad de desarrollo sostenible que brindan las casas sombra a los pequeños agricultores.
Explica que estas unidades productivas de bajo costo, que miden unos 630 metros cuadrados (1 tarea), permiten producir vegetales en un ambiente semicontrolado y en zonas bajas y calientes como Pedernales, Duvergé o Dajabón, abriendo oportunidades económicas para todas las regiones.
¿Cómo funciona? Una familia o un grupo de agricultores (máximo seis) son seleccionados para trabajar en una unidad productiva.
Anteriormente trabajaban entre 20 y 30 personas en una tarea, pero los agricultores se quejaban de que, al momento de repartir, las ganancias no les daban para vivir. Lo que ha hecho Supérate, dice Bisonó, es darle un nuevo enfoque al programa.
La ayuda consiste en la construcción de la estructura con postes de hierro, una malla y un sistema de riego (mangueras, tinaco, tuberías y pozo tubular); el suministro de semillas y las facilidades de comercialización del producto.
Los proyectos siempre han contado con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Había, sin embargo, un problema: las casas sombra no vendían, de acuerdo con Bisonó. Hoy se estima que una unidad puede producir entre 50,000 y 100,000 pesos mensuales.
Los agricultores de zonas muy lejanas venden los productos en sus comunidaes o en los alrededores "y los que están más cerca de la metrópolis, como las zonas de Monte Plata y el sur cercano, les venden a supercados y restaurantes y en los mercados orgánicos que se instalan en las instituciones públicas".
Se calcula que el 15% de lo que se siembra se usa para consumo de la familia. El resto, expresa Bisonó, necesita una buena venta y para hacerlo desde Agricultura Familiar se promueven los productos como de calidad premium, orgánicos y producidos por mano campesina.
"Hay una historia detrás de la agricultura familiar y esto es un valor agregado. Por eso hemos querido llevarla a un nivel de restaurantes y supermarcados premium".
La tecnología aplicada les permite obtener ese grado de calidad. Las siembras se van haciendo por bloques, para garantizar una producción permanente de hortalizas.
"El agricultor debe optimizar su tiempo lo más posible y el área de producción es muy poca. Obligatoriamente las cosechas tienen que ser muy buenas para compensar el poco espacio. Una tarea de tierra es la unidad mínima de produccion en República Dominicana. Y eso es lo interesante, poder aumentar la productividad por metro cuadrado y que sean los mismos agricultores que lo hagan", apunta Arturo Bisonó.
Liranzo, por ejemplo, valora lo mucho que ha aprendido sobre producción agrícola en el poco tiempo que tiene cosechando en un ambiente semicontrolado.
"La casa sombra no es un invernadero y tampoco está totalmente al aire libre. Es moderno porque en la agricultura tradicional no hay este tipo de sistema de reguío ni de estructura que amortigua los rayos del sol y la intensidad de la lluvia. Incluso el campesino se maltrata menos que trabajando en el sol", dice el agricultor a Listín Diario.
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